A veces deseo cosas. Ropa. Zapatos. Un móvil con más capacidad. Un piso más grande. Más dinero.
En casa de Said, no tienen nada de todo esto. Un par de mudas de ropa y los zapatos que llevan puestos. Hasta hace un tiempo, eran nómadas. Vivían en una haima (tienda de campaña) sufriendo la dureza del clima en el Sáhara, donde las mínimas en invierno bajan por debajo los cero grados, y las máximas en verano superan los 50. Ahora se han podido construir una casa de obra, donde vive Said con sus 7 hermanos, sus padres y su abuela. Todos bajo el mismo techo.
La cocina está fuera de la vivienda. Cuatro paredes, un fuego en el suelo y un par de cacharros. Sin techo. El cielo abierto asegura que se disipe el humo que se genera al quemar la leña.
La hermana mayor, de 20 años, se encarga de la cocina, de sus hermanos, de la abuela… Jamás ha podido ir al colegio. Siempre ha tenido que trabajar en la casa. Su hermana menor está escolarizada, y espera que ella sí pueda optar a un futuro mejor. A pesar de todo, no deja de sonreír mientras me enseña cómo cocina. El menú consiste en harira (sopa de verduras) y cuscús (sémola de trigo) con verduras y un par de trocitos de pollo, del que comeremos 13 personas. Todos los días lo mismo.
La próxima vez que desee algo, será que todo el mundo tenga una alimentación rica y variada. Que nadie pase hambre ni frío. Que todos tengan un techo en el que cobijarse, y ropa con la que abrigarse. Que los niños tengan la infancia que se merecen y puedan ir al colegio.
Porque en la mayor parte del mundo, no se vive como vivimos en Europa. ¡Feliz navidad!
Un artículo muy enriquedor. Toda la razón, la vida se mide con esos pequeños momentos, ahí está la esencia de la felicidad. No somos consciente que el deseo material nos impide disfrutar de lo realmente importante…
Pues sí, totalmente de acuerdo. El consumismo, en realidad nos consume. Y a veces entramos sin darnos cuenta. Lo bueno es que siempre estamos a tiempo de cambiar algo; una actitud, un gesto, un pensamiento… Y estos pequeños cambios, marcan la diferencia.
Que bueno que de vez en cuando alguien nos vuelva a brir los ojos. Las fotos preciosas como siempre y las palabras también. Sigue haciendo lo que haces y que nos llegue al corazón como lo consigues. Muchas gracias Mireia
Gracias por tus bonitas palabras, Marta.
Viajé con Mireia por los pueblos del Sureste de Marruecos con un grupo de unas 12 personas. La experiencia fue más de viajeros que de turistas. Pueblos apenas visitados y espacios tranquilos. En uno de ellos quienes hacían las fotos eran los chavales del lugar con sus móviles. Y nos las hacían a nosotros. Al revés que en la plaza de Jemaa el Fna de Marrakesh ya devorada por la masificación turística.
Mireia ha sido elegida por las gentes de estos lugares. Le dejan entrar en sus almas a cambio de que comparta su mirada a través de fotos que emocionan y cuentan su vida.
Gracias Mireia.
Manuel de Juan.
Gracias por tus palabras, Manuel. Es un placer poder compartir estas historias, que a mí me conmueven, con todos vosotros. Abrazos!
Creo que todos somos conocedores de estas terribles diferencias. Unos muchos viven en la pura subsistencia y otros «que queremos más cosas». En estas fechas, todavía es mucho más evidente, por eso es tan importante que de vez en cuando aparezca alguien y nos lo recuerde de esta forma tan clara, sencilla y a la vez bella. Que bonito post, Mireia !
Muchas gracias, Carles! A veces nos conviene parar, mirar y hacernos conscientes de las diversas realidades que hay en el mundo.
Viatjar i conviure amb altres cultures hauria de ser gairebé obligat, ja des de l’escola.
Gràcies Mireia
Totalment d’acord, Àlex. Abraçades.
Tenim tant per aprendre!!!!!
Bones festes i per un món millor per tothom, sobre tot per aquells que ens ensenyen tant només amb un somriure!!!!! Precioses imatges!!!!
Mariví
Mai deixem d’aprendre. Gràcies Mariví!
Una reflexion muy oportuna para estos momentos que como dices, el consumismo, nos consume.
A veces creemos que por poseer cosas materiales vamos a vivir mejor y
no nos paramos a pensar para que realmente las queremos y/o las compramos. Es posible una vida plena con pocas posesiones!
Muchas gracias por hacernos parar un momento de esta rueda
Exacto, la vida no se mide por las cosas materiales que poseemos. Aunque obviamente, unos mínimos son necesarios. Pero todo lo demás es superfluo. Y a veces derrochamos tanta energía en ello.
Por unas navidades (y una vida) diferentes!
Gracias por tu aportación, Sabi.
Cuanta grandeza y belleza se adivina en ese reducto de pocas, pequeñas y maltrechas cosas materiales con las que subsisten 13 personas en un inmenso desierto. Cuanta sensibilidad al ofrecernos «consumir» y de alguna manera, sentir sus vidas en esas imágenes tan elocuentes. Gracias
Hay personas tan generosas en todo el mundo! Y la generosidad no está relacionada con el nivel de posesiones.
Un fuerte abrazo, Paco! Y muchas gracias por tu comentario.
La vida nos demuestra que lo verdaderamente importante no se consigue con dinero. La felicidad está en las pequeñas cosas y en las sonrisas auténticas.
Dejemos de lado tanto consumismo y regalemos cariño.
Eso es, Cris! Muakssss!!!