Àlex Nadal – CHAD
El viaje a Chad fue fantástico. Todo muy bien organizado, a destacar las actividades que se pudieron hacer y que no estaban inicialmente previstas. Mireia siempre estuvo atenta para poder aprovechar al máximo la parte fotográfica (horas de luz, situaciones,…), adaptándose al nivel de cada uno. Sabe crear en el grupo un ambiente muy agradable y de confianza, lo que hace que el viaje de disfrute aún mas ¡Muy recomendable!
Carme Rovira – BENÍN
La aproximación al otro, en un viaje fotográfico de cariz etnográfico, puede inquietar a priori por la facilidad en que se pueden cruzar rayas. Lo cierto es que no ha sido así.
Cabe decir que la mirada respetuosa de Mireia, teniendo siempre presente la dignidad del otro, sin juzgar, su valorar la historia humana detrás de la foto, junto con sus excelentes consejos fotográficos tanto técnicos como humanos, han sido las sólidas bases de un viaje verdaderamente inolvidable.
Benín es un país único, que sorprende y que te atrapa, por su cultura, sus paisajes y sobre todo por su gente. Hay países que se recuerdan con la cabeza y otros, como es el caso de Benín, además se llevan en el corazón. Totalmente recomendable. Y con Mireia, más.
Andrea Castiglioni – SUDÁN DEL SUR
El viaje a Sudán del Sur es uno de los que más disfruté.
Los grupos étnicos que conocimos (y el país en general) están muy alejados del turismo de masas. Llegar allí requiere espíritu de adaptación ya que las infraestructuras son espartanas (aunque el equipo del Valle del Rift organiza todo lo mejor posible).
Pero merece la pena: a nivel fotográfico y humano, se pueden hacer encuentros fascinantes y interesantes, ya sea en las ocasiones festivas a las que se es invitado, o simplemente paseando por los pueblos, después de que la gente se haya acostumbrado a estos personajes extraños, pálidos y raros.
Lo más destacado son las sesiones con los Mundari: el humo, el polvo, el olor y el calor hacen de estos días una experiencia inolvidable.
Sin duda, un viaje que recomiendo.
Ingrid Núñez – SÁHARA MARROQUÍ
El viaje ha sido una experiencia muy enriquecedora. Las encantadoras calles azuladas de Chefchaouen, pasar la noche bajo un cielo estrellado en el desierto y terminar serpenteando las callejuelas de Fez, seran recuerdos que no olvidare.
Si ademas todo ello va de la mano de una guía como Mireia, con gran conocimiento tanto fotografico como del lugar y el pais, ls experiencia no puede ser mejor!