Esta semana falleció Robert Frank, quien cambió el mundo de la fotografía con un solo libro: The Americans (1958, Francia).
Robert Frank (nacido en Suiza en 1924) llegó a Nueva York a los 23 años. Recorrió el país durante 9 meses con un ford coupe de secunda mano, y de ese viaje por carreteras olvidadas nació su obra The Americans: 83 instantáneas en blanco y negro que conforman un retrato clave de la América de los años 50.
No es la temática, es la mirada, intensa, incluso metafórica.
Una visión profunda sobre la injusticia, la tristeza, la soledad, el racismo, el abuso de poder, la diferencia de clases… Los tabúes del sueño americano.
La primera vez que vi The Americans, pensé: «Si yo hubiera hecho esa foto, la hubiera borrado». Me parecían imágenes mal hechas, movidas, desenfocadas, demasiado contrastadas, con cortes bruscos.
Me di cuenta que mi afirmación era como quien ve un cuadro de Miró y exclama: «Eso lo hace mi hijo de 4 años». Afirmación que tanta rabia me da, porque no se valora la dificultad y sensibilidad necesaria para abstraer la realidad.
Eso mismo me estaba pasando con Robert Frank. Me estaba quedando en la superficie de la imagen, en los detalles técnicos, sin entender que lo importante era el fondo.
Al volver a mirar las fotos de Robert Frank «de otra manera» (y quizás también la vida), algo cambió en mí. Descubrí que sus fotos eran puro sentimiento. Y ahí da igual las formas. Esos momentos insignificantes, situaciones imperfectas, instantes efímeros, sin glamour, sin máscaras, sin retoques, eran la vida misma.
Robert Frank no nos enseña solo una nueva manera de mirar, sino una nueva manera de sentir la fotografía. Y cuando hablamos de emociones, entramos en un lenguaje universal en el que todos nos sentimos identificados.
“Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”,
solía decir Robert Frank citando a Antoine de Saint-Exupéry.
Algunas fotos de Robert Frank:
En este enlace puedes ver más imágenes de su libro.
Mireia, Enhorabuena preciosa. Te sigo desde que apareciste en mi vida, allí en el desierto de Marruecos. Sigo tus pasos y me gusta encontrarte, más activa que nunca, tan centrada en tu proyecto vital, tan cerca de las personas, y de la aventura que propicias por el mundo. Encuentro en tu web tu esencia, elegante, interesante, fuerte y a la vez delicada, como tu eres. Te mando un gran abrazo que te rodee allí donde te encuentre. Cualquier día volveremos a encontrarnos. Gracias por todo Mireia.
Gracias por tus sinceras palabras, Maria Jesus. Recuerdo a menudo momentos vividos en el viaje a Marruecos que compartimos, y me siento muy afortunada de haberte conocido. Seguro que volvemos a coincidir en algún lugar, y mientras tanto, seguimos en contacto on line. Un abrazo muy fuerte.